El Día Mundial del Paludismo, instaurado por los Estados Miembros de la OMS en la Asamblea Mundial de la Salud de 2007, es una buena ocasión para subrayar la necesidad de invertir permanentemente y mantener los compromisos para prevenir y controlar esta enfermedad.
La Malaria y el Paludismo son términos que se refieren a la misma enfermedad, es potencialmente letal transmitida a los humanos por algunos tipos de mosquitos. Se da sobre todo en países tropicales. Es una enfermedad prevenible y curable.
La infección es causada por un parásito y no se transmite de persona a persona.
Los síntomas pueden ser leves o potencialmente letales. Los síntomas leves son fiebre, escalofríos y dolor de cabeza. Los graves son fatiga, confusión, convulsiones y dificultad para respirar.
Los lactantes, los menores de 5 años, las mujeres embarazadas, los viajeros y las personas con VIH o sida corren más riesgo de sufrir una infección grave.
El paludismo puede prevenirse evitando las picaduras de mosquitos y con medicamentos. Los tratamientos pueden evitar que los casos leves empeoren.
En la mayoría de los casos el paludismo se transmite a las personas por picaduras de algunas hembras infectadas del mosquito Anopheles. Las transfusiones de sangre y las agujas contaminadas también pueden transmitir la enfermedad. Los primeros síntomas pueden ser leves, similares a los de muchas enfermedades febriles y, por eso mismo, difíciles de reconocer como indicativos de paludismo. De no tratarse, el paludismo por P.falciparum puede desembocar en un cuadro clínico grave y causar muerte en 24 horas.