Los principios que inspiran las actuaciones sobre protección de la salud: la universalidad, la equidad en el acceso, la igualdad social y el equilibrio territorial en la prestación de los servicios sanitarios, poseen un valor intrínseco como fundamentos del mandato constitucional que los ha consolidado socialmente.
En este sentido, se han convertido en el referente que debe guiar las actuaciones en materia de salud, adaptándolos en cada momento, al nivel de exigencia de una sociedad dinámica y en continua evolución como la castellano-manchega. Es esta exigencia la que se traduce en el requerimiento al Sistema Sanitario Público de nuevas cualidades, en la demanda de una mayor eficiencia, de la implementación de medidas innovadoras en la gestión que garanticen la eficacia de las actuaciones en materia de salud, en la modernización y renovación tecnológica, en la aplicación a la salud de los avances científicos experimentados y sobre todo, en una atención más personalizada y cada vez de mayor calidad.