Este lunes 4 de marzo, se celebra el Día Mundial contra la Obesidad para concienciar a la población sobre el daño que conlleva una dieta alta en grasa y azúcares. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Una forma simple de medir la obesidad es el índice de masa corporal (IMC), esto es el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros. Una persona con un IMC igual o superior a 30 es considerada obesa y con un IMC igual o superior a 25 es considerada con sobrepeso. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Según datos de la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial. Es más, se estima que desde 1975 esta enfermedad se ha triplicado, logrando que, 1.900 millones de adultos la padeciesen, así como 340 millones de niños y adolescentes.
En la actualidad, la obesidad es considerada la pandemia del siglo XXI y representa uno de los principales problemas de salud pública, tanto en entornos desarrollados como en vías de desarrollo. Es una patología multifactorial compleja, cuyas causas pueden ser genéticas, metabólicas, psicológicas o neuroendocrinas, entre otras y su tratamiento tiene que abordarse de manera multidisciplinar.
Las mujeres son un sector de la población especialmente vulnerable ya que tiene más porcentaje de grasa corporal que los hombres, los sistemas de almacenamiento de grasas son más potentes y la menopausia produce una pérdida de masa muscular y aumento de masa grasa.
En España afecta a 8.4 millones de personas de las cuales 1.5 millones son niños y adolescentes, sin embargo, el 73% no se auto percibe como tal.
La obesidad es el tercer factor prevenible que más reduce la calidad de vida, incrementa el desarrollo de enfermedades metabólicas, mecánicas y mentales como la depresión, la ansiedad, dolor de espalda crónica, entre muchas otras.
Es una de las enfermedades más prevalentes e infravaloradas y menos diagnosticadas de la historia.